NATURALEZA DESDE SIGÜENZA

Una visión de la naturaleza de Sigüenza y su comarca por Javier Munilla

jueves, 30 de mayo de 2019

ALIAGA, LA EMISORA DE LA PRIMAVERA



Hay una tradición en el Sobrarbe, comarca del Pirineo Aragonés, que expresa que la primavera no llega hasta que florece la Aliaga. Y podríamos aseverar que ocurre de igual manera en nuestra comarca y que la primavera no llega cuando dice el calendario sino cuando nuestros campos se llenan del bello amarillo de las aliagas florecidas.


Esta tradición se trasmite en la letra, escrita por Manuel Domínguez, de la evocadora canción “Primavera rondadora” de la Ronda de Boltaña.

……
¡Primavera, no tardes, mujer!
¡Rondadora, más que rondadora!
Todo un año soñando con volverte a ver;
no has llegado, y te vas otra vez.
¡Qué impaciente te espera el país
con un ramo de flor de aliagas!,
que, aunque es flor bien "punchuda" y no huele a jazmín,
es la nuestra, y nació para ti.
……

Aunque creo que es una planta bien conocida por todos, en este articulo intentaremos conocer mas cosas de nuestra protagonista.

La aliaga (Genista scorpius) es un arbusto espinoso papilionáceo de la familia de las leguminosas. Una de las características más peculiares de esta familia es que se asocian con un tipo de bacterias que se alojan en sus raíces y les permiten fijar el nitrógeno atmosférico. Por este motivo se utilizan las leguminosas en la rotación de los cultivos cerealistas porque estas enriquecen el suelo. El nitrógeno se acumula allá donde la planta es más similar a la esfera animal, es decir en la flor y en las semillas ricas en proteínas. Sus semillas son tan ricas en proteínas que pueden sustituir sin problemas la carne en la alimentación y sus flores, simétricas y bilaterales, parecen mariposas, por este motivo se les conoce como papilionáceas.

Planta de tallo central leñoso solo en su parte inferior que le da una naturaleza entre arbusto y hierba de 0,3 a 2 m, muy ramificada, con las ramas divergentes y espinosas decoloración negruzca. Tallos terminados en una espina fuerte y punzante. Hojas alternas que presentan un único foliolo, de hasta 9 mm de longitud, con estípulas. Flores en grupos de 2-3, que surgen de las proximidades de las estípulas de las hojas, papilionadas, de cinco piezas amarillas, con estandarte de hasta 9 mm, obovado, algo escotado en el extremo. Fruto de tipo legumbre, de hasta 35 mm, aplanado, de márgenes gruesos y 1-7 semillas.


Tiene preferencia por los suelos calcáreos, aunque también se desarrolla en substratos arcillosos, yesos o margas, puede encontrase desde el nivel del mar hasta por encima de los 1800 metros. Puede llegar a formar grandes masas monoespecíficas, sobre todo tras incendios recurrentes porque tras los incendios las semillas de esta especie acumuladas en el suelo, germinan simultáneamente y forman densos matorrales monoespecíficos.

Es una planta xerófila, es decir, que habita en lugares secos y por tanto aguanta bien los periodos de sequía y es bastante resistente a los fríos. Por este motivo la aliaga reprime su crecimiento y adopta esa forma redondeada y además para evitar la excesiva evaporación muchos de sus brotes y hojas se enduren formando espinas.

El nombre de aliaga proviene del mozárabe “alyiláqa”, y el nombre mozárabe a su vez proviene del árabe clásico alǧawlaqah. Mientras que su denominación científica Genista scorpius proviene del latín. Genista significa yerba común y scorpius significa escorpión, probablemente recordando los dolorosos pinchazos que producen sus espinas.

La aliaga es una planta muy abundante sobre todo debido a la despoblación del mundo rural, el abandono de usos tradicionales y a los cultivos extensivos.

Esta planta tan nuestra posee distintas propiedades y en tiempo pasado fue utilizada como cardiotónica, diurética, vasoconstrictora, hipertensora, purgante, depurativa, vomitiva. Pero sus semillas son peligrosas por su toxicidad, por lo que deben ser usadas con prudencia.


Las flores en Salamanca se usaban para restablecer las fuerzas después de enfermedades de larga duración. En Aragón y Guadalajara se usaba para colorear de amarillo los paños de lana, ya que existía la creencia que después de la tinción aguantaban el ataque de las polillas.

También se usaba como alimentación para los animales, especialmente para los conejos, se utilizaba la planta florida y tierna, y sobre sus frutos. En la naturaleza los frutos de la aliaga son muy apreciados por liebres y conejos.

Otros usos muy comunes eran encender el fuego, por tener una combustión rápida e intensa. Para socarrar el pelo de los cerdos cuando se les sacrificaba para la matanza. También se solía añadir a las camas de las vacas en los establos porque evitaba que las moscas pusieran sus huevos en los excrementos. Y otro uso era utilizar toda la planta como filtro en la elaboración del vino.

En las casas su utilización principal era limpiar el interior de las chimeneas de leña. (Se ponía la aliaga en lo alto de la chimenea atada a una cuerda, de la cual se tiraba desde dentro y desde abajo, limpiando al bajar -con sus pinchos- el hollín del interior) o para proteger de la lluvia las paredes de adobe y de tapial (sobre el muro se ponían las aliagas y se fijaba al muro con barro y piedras).

Los antiguos celtas valoraban mucho este arbusto espinoso que florece al finalizar el invierno porque apreciaban en él el retrato del victorioso y joven héroe del Sol, cuyas afiladas armas habían vencido al duro y helado gigante del invierno.

Comentábamos al principio que en el Pirineo oscense las personas que viven en el campo consideran que hay un vínculo entre la llegada de la primavera climatológica y la floración de la aliaga. Aunque resulte extraño esa creencia es atávica porque ya en el antiguo calendario celta de los árboles, la floración de este arbusto señalaba el equinoccio de primavera.

En muchas fabulas cristianas, las espinas de la aliaga son el símbolo de los pecados por los cuales fue condenada la humanidad a plantar sus campos de «cardos y espinas». En muchas representaciones de la crucifixión suelen verse ramas de aliaga como instrumentos de martirio. Por eso en muchos lugares esta planta es símbolo de un duro destino y de superación.

En algunos lugares se puede escuchar la frase: “la aliaga era salvaje hasta que fue domada”, es una referencia a la antigua costumbre que tenían muchos pastores de quemar las aliagas en primavera, no para calentarse como creen algunos, sino porque ya cuando salen sus retoños estos son comestibles para las ovejas y sus cenizas fertilizan el forraje nuevo.







viernes, 17 de mayo de 2019

ARRENDAJO EUROASIÁTICO. EL AVE QUE REFORESTO EUROPA



Hace 13.000 años, durante la última glaciación, según demuestran los descubrimientos paleopalinológicos (estudio de los restos vegetales de permanecen en estado fósil) las especies Quercus robur y Querqus petraea fueron desplazas por el hielo y acabaron confinadas en las regiones al sur de Europa. Al terminar el periodo glaciar, con el incremento de la temperatura y la retirada de los hielos a su actual ubicación, las plantas comenzaron su reconquista de los nuevos territorios. En solo 6.000 años los robles recolonizaron toda Europa hasta llegar a Escandinavia, este movimiento de recuperación de sus antiguos territorios supuso una velocidad de avance del bosque de 500 metros por año, cosa que parece difícil de conseguir a base de soltar bellotas y que estas cayeran en terreno propicio y germinaran. Pero gracias a recientes estudios de investigadores como Ehrenfried Pfeiffer, Alexis Ducousso o Remy Petit entre muchos otros, hoy sabemos que nuestros venerados robles recibieron la ayuda de algunos animales entre los que se encontraban roedores y córvidos, y de manera especial nuestro protagonista de este mes: el arrendajo (Garrulus glandarius).


El arrendajo es un ave omnívora que se alimentan, dependiendo la época del año, de distintos tipos de alimentos. Durante la primavera y el verano muestra unos hábitos fundamentalmente insectívoros, pues come grandes cantidades de orugas, lombrices, saltamontes, escarabajos y algunos frutos silvestres y cultivados, en época de cría además complementa su dieta con huevos y pollos de otras aves que les suministran las proteínas necesarias para la crianza de sus pollos. En otoño e invierno, cuando los invertebrados escasean, se incrementa el consumo de diferentes frutos, como castañas, bellotas, avellanas, escaramujos, etc. Y es precisamente en otoño cuando nuestro amigo comienza su función de jardinero porque es en este momento del año cuando los arrendajos se dedican a recolectar bellotas, su alimento favorito para el invierno, y almacenarlas para cuando escasee la comida, al igual que hacen muchos otros animales. Pero con la particularidad de que el arrendajo además de elegir las bellotas más sanas y maduras, seleccionando de esta forma las más ricas en reservas nutritivas y, por tanto, las más aptas para germinar, las siembra.  Un arrendajo llega a recolectar entre 4 y 7 bellotas, en cada viaje, que transporta alojadas en su esófago y la última, generalmente la de mayor tamaño, suele llevarla en el pico. Una vez que tiene las bellotas recolectadas, las esconde de manera sistemática en lugares cercanos a su lugar de anidación.  Su método para guardar sus reservar consiste en ocultarlas en huecos de árboles, rocas o enterrarlas en el suelo. Y es al enterrarlas en el suelo cuando nuestro protagonista siembra sin darse cuenta las próximas generaciones del bosque. Los arrendajos, al igual que todos los córvidos, posee una extraordinaria memoria que le permite recordar y encontrar todos los lugares donde a escondido sus bellotas, incluso debajo de la nieve, siempre habrá algunas que no comerá o que germinará antes de que sea encontrada dando lugar a un nuevo plantón de la especie recolectada. Se ha calculado que cada individuo puede esconder cada otoño entre 3.000 y 7.000 bellotas. En caso de no hallar bellotas también pueden recolectar y de esta manera repoblar bosques con avellanas, castañas, nueces, hayucos o cualquier otro tipo de fruto que pueda almacenarse.

Y de esta forma se forja una estrecha alianza entre los arboles y las aves, los árboles les ofrecen alimento, protección y un lugar para instalar sus nidos y las aves le devuelve el favor contribuyendo a su reproducción y depredando también las orugas que atacan a las flores femeninas o las plántulas jóvenes.


Los arrendajos presentan un plumaje dominado por los tonos ocres, con ciertos tintes rosados y grisáceos, los cuales se tornan blanquecinos en la zona anal. La cabeza resulta muy característica por el píleo grisáceo listado de negro, que suele erizar en estado de alerta o cuando pelean entre ellos, y una visible bigotera negra. Las alas lucen un llamativo diseño, con un panel de plumas de color azul turquesa, franjeado de negro y blanco, en el hombro. En vuelo puede apreciarse en las alas un blanco muy perceptible. El obispillo es blanco y llamativo cuando el ave despliega las alas, lo que contrasta fuertemente con la negra cola. No hay dimorfismo sexual en la especia y la única diferencia en el plumaje suele ser con los jóvenes que suelen ser algo más parduzcos y con colores menos vivos. El pico es fuerte y negruzco, mientras que las patas son pardas; el iris de los ojos es azul con un anillo muy estrecho pardo. 

Es un ave muy desconfiada, algo muy común en todos los córvidos, y por eso resulta difícil de observar de cerca cuando está posado y de igual manera cuando se encuentra a una distancia considerable y descubre a cualquier posible depredador comienza un ritual que podemos describir de la siguiente manera: eriza las plumas del píleo y mueve la cola de un lado a otro o arriba y abajo a la vez que lanza su grito que alerta, lo cual además de advertencia para sus congéneres también sirve de alerta para todo ser vivo del bosque. Por este motivo nuestro arrendajo también es conocido como el vigía del bosque, ya que es complicado entrar en un bosque sin escuchar el estridente y ronco sonido de alarma que emite.


Su voz típica es un grito áspero y duro, que tiene un gran alcance A menudo varios arrendajos corean estos gritos y tal parece como si estuvieran peleando entre ellos. Durante la época de reproducción emite otros variados sonidos, algunos de forma sostenida y que bien pudieran ser el verdadero canto de este pájaro. Aunque muchos ornitólogos creen que este canto, aunque más bien podríamos decir que es una sucesión de gruñidos, con los que el macho llama la atención de la hembra antes de la construcción del nido forman parte del cortejo nupcial. Sin embargo, a partir de mediados de abril, dejamos de oír a nuestros arrendajos ya que en cuanto empieza la puesta su canto es más tenue y discreto, llegando a desaparecer de los sonidos del bosque cuando los huevos están el nido. Hay que darse cuenta que cuando los huevos están en el nido o los pollos ya han nacido es muy lógico el volumen de sus cantos baje notablemente para evitar llamar la atención de los predadores.

Resaltar que el nombre del arrendajo proviene del español "remedar", cuyo significado es imitar algo, hacerlo semejante a otra cosa. El nombre es el adecuado ya que los arrendajos son capaces de imitar los sonidos de otras aves, otros animales e incluso maquinas, bocinas o sonidos de teléfonos móviles. Esta habilidad la usa en beneficio propio muchas veces, como ejemplo podemos exponer una conducta muy inteligente por parte de esta ave, cuando encuentra una fuente de alimento y no desea compartirla con otras aves imita el chillido del azor, del ratonero o el maullido de un gato, todos ellos depredadores de aves, y las otras aves al oír ese sonido huyen rápidamente del lugar.

Pero fue de esta época los arrendajos son muy parlanchines y fuera de la época de cría pueden verse, y sobre todo oírse, grupos familiares de hasta 30 individuos, que suelen asentarse en determinados lugares del bosque. Cuando se agrupan en estos bandos son fácilmente localizables por la algarabía que montan a base de graznidos, vuelos y revuelos por entre los árboles moviéndose con mucha pericia entre ramaje del bosque.
Esta característica de ser un ave ruidosa, aunque muy esquiva, junto a su preferencia por las bellotas hizo que Linneo le bautizara como Garrulus glandarius. Garrulus en latín se aplica a las aves que cantan mucho, gorjean o charlan; y glandarius significa perteneciente a las bellotas. Podríamos decir que Linneo decidido bautizarlo como el “Parlanchín bellotero”.


Los nidos los realizan en las ramas de los árboles o en arbustos, su construcción es sobre todo a base de palos y ramas secas con bastantes raíces, las más gruesas formando la base. El resultado suele ser un nido muy plano con la capa interna consistente en finas ramas de árboles caducifolios y el hueco forrado con tallos, hierbas o fibras. Los arrendajos buscan con preferencia ramas gruesas en su unión al tronco principal del árbol para situarlo entre 1,5 y 8 metros, aunque excepcionalmente se han encontrado nidos a más de 20 metros. En la construcción del nido participan conjuntamente macho y hembra.

La puesta consiste 3 y 6, pero si el nido es depredado la siguiente puesta no suele pasar de tres. Los huevos muestran poco brillo y están moteados en un color que puede ser verdoso, pardusco o de color arena, con motas que pueden ser muy densas y distribuidas uniformemente o aparecer lavadas, dando a los huevos una apariencia monocromática. La puesta se realiza a intervalos de 24 horas y la incubación tiene lugar a partir del tercer o cuarto huevo. Macho y hembra incuban alternadamente, pero más tiempo pasa en el nido la hembra, y dura 17 días. Al nacer los pollos carecen completamente de plumón y el interior de sus bocas es de color rosa pálido, son cebados por ambos adultos y dejan el nido a las tres semanas. Una vez que abandonan el nido los jóvenes y los adultos vagan por el bosque hasta llegado el mes de septiembre, que es cuando los jóvenes han completado la muda del plumaje, y es en ese momento cuando se unen a otras familias de arrendajos y pueden llegar a formar grupos numerosos.

La puesta de huevos puede ser depredada por ardillas, urracas u otros arrendajos. Pero con la incubación y cuando el dosel de hojas del árbol está completamente cerrado, la probabilidad de pérdidas disminuye. La edad máxima determinada para los arrendajos euroasiáticos es de 17 años tanto en libertad como en cautividad.


En la Península es posible encontrar tres subespecies: Garrulus glandarius lusitanicus, que se extiende por el norte de Portugal hasta Galicia y las provincias occidentales de Castilla y León; Garrulus glandarius glandarius, repartida por el norte peninsular hasta los Pirineos occidentales; y Garrulus glandarius fasciatus, que contacta con la anterior y ocupa toda la franja mediterránea y el centro peninsular hasta alcanzar el oeste de la Península, donde gradualmente da paso a lusitanicus.

Hasta mediados del siglo XX el arrendajo fue perseguido como una supuesta plaga forestal, por comerse las frutas de los huertos y como predador de nidos de especies de aves de caza. Su caza fue apoyada con el pago de primas por individuos muertos. Aquí tenemos otro ejemplo del egoísmo de los cazadores que quieren que todo en la naturaleza este únicamente para su disfrute.Actualmente la gran amenaza para esta especie es la destrucción de los bosques y en especial los incendios forestales. 

El arrendajo al igual que casi todas las aves forma parte del acervo cultural de los pueblos y por lo tanto es protagonista en muchas leyendas y dichos. 

Uno que me resulta especialmente gracioso es el nombre común que le otorgan en Pavías, provincia de Castellón, allí los arrendajos son conocidos como “valencianos” porque su grito de alarma se parece al típico “¡Cheee!” con que saludan en Valencia.

En Cataluña algunas leyendas cuentan que fue el arrendajo el que convenció a Judas Iscariote para que revelara a los miembros del Sanedrín el lugar donde podían capturar a Jesús sin que sus seguidores interfiriesen, tal como había anunciado el propio Jesús durante la Última Cena. (Mateo 26:14-75 y Lucas 22:20).

En Asturias al arrendajo se le conoce como gayo y hay un dicho popular que se utiliza para callar a las personas que se ponen muy pesadas o que gritan mucho. “Calla que pareces un gayo”.

Y para finalizar un cuento catalán recopilado por Joan Amades en Sant Esteve de Castellar en 1918 que explica por qué el arrendajo tiene plumas de toda clase de colores.


“Un día el arrendajo engañó a la urraca. Cuando los demás pájaros lo supieron se reunieron en consejo para ver que castigo merecía el malvado; el tribunal lo condenó a la pena capital. Como era costumbre lo desvistieron del todo antes de darle muerte, pero cuando ya estaba desnudo, se dieron cuenta de que no habían participado todos los pájaros en el consejo que lo había juzgado: el cuco, que no llega hasta la primavera, había estado ausente y pensaron que era necesario esperar su vuelta para ejecutar la sentencia, de modo que nadie pudiera decir que no habían sido respetadas las leyes.
Cuando llegó el cuco, se le puso al corriente del problema y dio su opinión: no hacía falta matar al arrendajo que ya había sufrido suficiente castigo pasando el invierno desnudo. El cuco fue escuchado y todos aceptaron su punto de vista.
Para que el arrendajo pudiera vestirse de nuevo, cada pájaro le dio algunas plumas. La urraca fue la que más le dio, para mostrarle que no le guardaba rencor. He ahí por qué el arrendajo tiene toda clase de plumas de diferentes tamaños y colores variados, son las que le dieron los pájaros, pero sobre todo hay negras, son las de la urraca que resaltan porque ella le dio más.”



Espero que este artículo ayude conocer mejor a esta hermosa ave y apreciar la importante labor de realiza para ayudar a la conservación de nuestros bosques.