NATURALEZA DESDE SIGÜENZA

Una visión de la naturaleza de Sigüenza y su comarca por Javier Munilla

jueves, 27 de junio de 2019

CHOCHÍN, EL PEQUEÑO GRAN CANTOR


Este es el primer capitulo de la trilogía dedicada a los “Pequeños Reyes de la Espesura”.


Comenzamos con un hermoso haiku de la artista Masako Takahashi dedicado a nuestro primer pequeño rey, el “Chochín” (Troglodytes troglodytes).

“Wren on a low bush;
hardly a handful of fluff …
acres of song.”

Traducción:
“El Chochín en un arbusto bajo;
apenas un puñado de pelusa …
hectáreas de canción.”

Joaquín Araújo también tiene una breve y acertada definición del Chochín:

“El Chochín no canta, deflagra.
Esta descompensado:
sexual y sonoramente.”

Escribía Félix Rodríguez de la Fuente: 

“…. donde las zarzas se entremezclan con mayor profusión y la maleza se hace impenetrable en muchas zonas, un canto fuerte y vigoroso parece querer hacer sombra al silbido melodioso de la oropéndola en la mañana…”.

Como podemos apreciar los tres autores resaltan el canto de esta ave y para aquellos lectores que no son muy duchos en ornitología puedo asegurarles que les sorprenderá saber que el autor de semejante alarde de potencia en el canto sea una minúscula ave que por su manera de desplazarse entre el matorral se asemeja más a un ratón que a un pájaro.


El Chochín es uno de los pájaros más pequeños de la avifauna ibérica. Mide entre 8 y 12 centímetros y pesa alrededor de 9 gramos. Su diminuto tamaño y el color castaño rojizo, más brillante cuanto más lejos se le observa y menos cuando lo examinamos más de cerca, son rasgos inconfundibles a la hora de identificarlo.

Las partes superiores son de color castaño rojizo, más oscuro en cabeza y nuca. El obispillo y las plumas sobre el nacimiento de la cola están rayadas de pardo oscuro, casi negro en algunos y su tono es más rojizo con pocas manchitas blancas que también se aprecian en las plumas escapulares. Sobre los ojos destaca una raya estrecha beige claro o blanco sucio y el iris es de color pardo oscuro. El mentón, la garganta y el pecho pueden ser pardo claro, grisáceos, beige pálido o blancuzco con los flancos y el vientre profusamente rayados de pardo oscuro o negruzco. Las plumas de vuelo de las alas, primarias y secundarias, son pardo oscuro con rayado blancuzco y las cobertoras alares castaño rojizas. La cola es muy corta y redondeada de color castaño o pardo rojiza rayada de pardo negruzco. Las patas son largas y fuertes; el pico es bastante largo, fino y ligeramente curvado hacia debajo de color pardo negruzco en la mandíbula superior y color hueso en la inferior. 

No hay diferencia de plumaje entre machos y hembras. En los individuos juveniles puede apreciarse su plumaje nuevo y con el dorso poco marcado, otros autores dicen que puede diferenciarse los juveniles porque tienen la álula de color pardo con rayas, mientras en los adultos hay un margen blanco bien definido.
La variación individual en el color del plumaje de los chochines es muy grande y resulta muy difícil encontrar dos pájaros iguales si se examinan con minuciosidad.

Los chochines, como casi todos los pájaros de tamaño pequeño, son muy inquietos y están normalmente en continuo movimiento. Cuando se excita suele sacudir y levantar su cola formando un ángulo de 90 grados, antes de desaparecer entre la densa vegetación de un arbusto a otro o de una rama al suelo. También podemos ver a corriendo por el suelo como un ratón más que como un pájaro.

En el suelo o en las ramas de los árboles puede detenerse un momento para cantar o lanzar su voz de alarma, elevando la cola y abriéndola en abanico, con frecuencia moviéndola de uno a otro lado. Su vuelo es rápido y recto.

Troglodytes troglodytes, su nombre científico significa “de las cavernas o cuevas”, que puede estar relacionado por la costumbre de nuestro pequeño amigo de refugiarse y anidar en grietas u oquedades o también por la forma del nido.

Durante la noche se ocultan en cualquier grieta, agujero de la rocas, construcciones humanas, nidos viejos de Golondrina común o Avión común o más corrientemente en sus propios nidos donde ha criado el año anterior, en cajas nido o en la corteza desprendida de los árboles. Con frecuencia se juntan bastantes individuos para pernoctar unidos y se ha observado en repetidas ocasiones grupos de 30 a 40 chochines durmiendo juntos sobre todo en cajas nido. Un verdadero récord en estas concentraciones se observó en Gran Bretaña en febrero de 1969, excepcionalmente frío, en una caja nido en colocada en un jardín se pudo observar la entrada de 61 chochines. Esta caja medía 11,25 x 13,75 x 14,75 cm. y tenía un agujero de entrada de 5 cm. de diámetro. Nos cuentan las crónicas que a partir de las 6 de la tarde comenzaban a llegar chochines desde todas las direcciones y en poco más de 15 minutos habían llenado la caja. Los últimos en llegar apenas podían entrar y esto fenómeno ocurrió durante 15 días hasta que se produjo una subida de temperaturas y se dispersaron. No todos los días se alcanzaba tan alta cifra, pero nunca bajó de 46 y solamente fue encontrado muerto dentro de la caja. Cuando estos pájaros duermen comunalmente, algunos son encontrados muertos, probablemente por asfixia.

Cuando el Chochín está alarmado lanza su sonoro matraqueo a la vez que con la cola bien vertical se agacha y levanta espasmódicamente en una actitud típica de esta familia. Sin embargo, esto no impide que sea una de las especies más cercanas al hombre que no duda en anidar en porches, tejadillos, interiores de almacenes, etc. Construcciones que aún no están terminadas son inmediatamente ocupadas por un macho de Chochín que antes de finalizar el invierno construye allí su nido y lo defiende cantando con ardor sobre un posadero próximo, a la vez que gira perceptiblemente a un lado y otro su cuerpo como si una hembra estuviera presente a pocos pasos. Este canto de posesión es emitido a partir de febrero y alcanza su mayor fuerza en cuanto una hembra inspecciona los 2-4 nidos que el macho ha construido antes de la llegada de la primavera.


Canta durante todo el año, en otoño e invierno lo hace intermitentemente, pero en días soleados con inusitada fuerza. Solamente permanece callado durante la muda del plumaje, ya que es uno de los momentos donde se encuentra más a merced de sus predadores. Su voz es emitida con gran ímpetu en tono muy alto y puede escucharse a gran distancia, es decir, su canto es muy sonoro y sorprendente para un ave de tan pequeño tamaño. 
Podríamos definir su canto un gorgojeo oscilante, agudo y rápido con notas muy claras y repetidas insistentemente, terminando en un acelerado y agudo trino que se puede prolongar variablemente en intervalos de alrededor de 5 segundos. Podríamos decir que parece que este “enfadado” cuando canta. Entona hasta 36 notas diferentes por segundo, una velocidad que impide al oído y cerebro humanos percibir todos los matices de su bello canto.

Suele oírse su canto por dentro de la vegetación, aunque ocasionalmente podemos verlo y oírlo en una rama horizontal, sobre un poste o en un alambre de alguna valla. La ficción popular dice que su mejor canto puede apreciarse en las épocas de frío intenso y nieve, cosa que personalmente pongo entre dicho ya que el Chochín como cualquier otra ave cantora emplea sus mejores cantos para la época de celo donde tiene que atraer a las hembras con su canto y sus dotes para la construcción como veremos más adelante. Este mito del canto del Chochín en invierno puede deberse a que es de los pocos pájaros que nos deleitan con un bello canto en los días de invierno.
En época de apareamiento podemos observarlo alguna vez cantando alguna nota en vuelo, aunque se posa inmediatamente para termina su trino y comenzar otro ciclo del canto de manera inminente. Cuando quiere avisar de la presencia de algún posible predador emite un “zerrr” o “cherrr” traqueteante, a veces también emite un reclamo seco, insistente y duro que suena parecidio a “tec,tec,tec,…”

Se alimenta fundamentalmente de insectos pequeños, larvas, arañas y pequeñas semillas. Ocasionalmente se han observado chochines capturando larvas de insectos acuáticos para lo que se posan en la vegetación flotante o en las orillas charcas o estanques.

Anida en gran variedad de lugares, puede realizar sus nidos entre las vigas de construcciones humanas, en porches, agujeros de muros, huecos y grietas de árboles, en plantas trepadoras, rosales, enredaderas o zarzas, montones de leña, viejos nidos de otros pájaros, sobre todo de hirundínidos, huecos o agujeros de rocas. En el bolsillo o la manga de una vieja chaqueta colgada en el interior de un cobertizo; en un zapato abandonado. Como ejemplo de los variados lugares se conoce de un Chochín que realizo su nido en la lámpara central de la Iglesia de El Busto (Villaviciosa, Asturias).

La construcción de los nidos, porque construye varios en distintas ubicaciones, corresponde al macho en un larde de habilidad y trabajo duro, ya que cada nido supone cientos de viajes. Comienza a realizarlos al final del invierno y utiliza comúnmente musgo, hierba seca y hojas y lo deja sin forrar por dentro. Cuando están terminados será la hembra que escogerá uno de ellos después de inspeccionarlos detenidamente y comenzará a forrarlo por dentro con plumas e incluso pequeños trozos de papel. Al construir varios nidos puede darse la extraña situación de que un macho que sea habilidoso para la construcción de los nidos y para saber elegir las mejores ubicaciones, se aparee con varias hembras que irán ocupando los distintos nidos y por el contrario que algún macho no consiga atraer la atención de ninguna hembra. Una curiosidad de estas aves es la pulcritud de sus lugares de cría, es imposible encontrar un solo rastro de excrementos cerca del nido, como estrategia de supervivencia ya que así les es muy difícil a sus depredadores dar con el lugar del nido.

La puesta suele realizarse durante el mes de mayo y suele ser de 5 a 7 huevos blancos con moteado marrón oscuro en la parte más ancha. Cuando nacen los pollos son los dos padres los que los ceban. Como hemos mencionado anteriormente un macho puede tener varios nidos que alimentar, por lo que si las puestas de los nidos nacen a la vez el trabajo procurando alimento a todas sus proles es agotador. A las dos semanas los pollos abandonan el nido y se ocultan entre la vegetación, pero sus progenitores continuaran alimentándolos hasta que cumplen el mes de vida. En la temporada reproductora suelen realizar dos puestas por hembra, llegando a ser tres si alguna de ellas de depredada o expoliada.

El Chochín, aunque parezca increíble, debido a su tamaño, también es parasitado por el Cuco común. Una duda traía locos a los ornitólogos que se preguntaban como era posible que una hembra de cuco pusiera un huevo dentro del nido del chochín cuya entrada para el tamaño de un Cuco es minúscula. Pues parece ser según los últimos datos obtenidos por distintos ornitólogos que la hembra de Cuco deposita su huevo en el suelo y lo introduce en el nido del Chochín empujándolo con el pico.

En la Península Ibérica la población de estas aves es sedentaria, pudiendo producirse pequeñas migraciones locales en algunas zonas debido al frío, pero los individuos de Europa del Norte si realizan migraciones hacia el sur. La mayor migración conocida corresponde a un pollo anillado en la isla de Gotland (Suecia) en verano y que fue recuperado el invierno siguiente en la provincia de Granada, 2.800 Km al Sudoeste de su lugar de nacimiento.

Esta especie está considerada como vulnerable debido a la paulatina destrucción de su hábitat.



Como muchas otras aves el Chochín también esta muy presente en acervo popular de muchas culturas y aunque muchas leyendas confunden a los “Tres pequeños reyes” mezclándolos y adjudicándoles las mismas leyendas indistintamente, yo intentare adjudicarle a cada uno las suyas.

Cuenta Gayo Suetonio Tranquilo, historiador y biógrafo romano durante los reinados de los emperadores Trajano y Adriano, en su obra “De Vitae Caesarum” que el día antes del asesinato de Julio César, en los Idus de marzo del año 44 antes de nuestra era, un Chochín común con una rama de laurel voló a Suetón como señal hacia la curia de Pompeyo, y que el Chochín fue perseguido y desgarrado por varios pájaros de una arboleda cercana. Y eso en su opinión, fue un claro augurio del crimen de Julio Cesar a manos de un grupo de senadores.

Según la mitología celta los druidas profetizaban el futuro gracias al canto del chochín. Por ese motivo esta ave fue llamada en el glosario de Cormac “Drui-den”, el ave de los druidas. De esta tradición celta es probable que provenga la tradición gallega de que si oyes cantar a un Chochín por tu izquierda tengas próximamente malas noticias y si lo oyes por la derecha estas sean buenas.

La leyenda de San Esteban, nos cuenta que San Esteban estaba constantemente acompañado por esta ave cantora cuando trataba de esconderse de sus enemigos y por este motivo no consiguió escapar de sus perseguidores. Por esta imaginaria leyenda y para desgracia de nuestro protagonista, en Irlanda, el Día de San Esteban, 26 de diciembre, se conmemora tradicionalmente con la caza y la matanza de chochines; los pájaros capturados son llevados en procesión por el pueblo o ciudad. Cuanto daño han hecho las religiones, mitos y leyendas a la fauna antiguamente y por desgracia todavía hoy en día esa incultura sigue costándole la vida a muchos animales inocentes.

En otros lugares de Inglaterra en cambio se creía que quien matará a un Chochín o saqueará su nido, ese año se rompería algún hueso y sufriría grandes desgracias e incluso sus animales de granja (vacas, ovejas o cabras) darían leche ensangrentada. En Escocia es conocida como “Ave de la Señora del Cielo” y hay una canción tradicional que dice:


“Maldiciones, maldiciones, más de diez
Al que moleste al ave de la Señora del Cielo”


Estos mitos celtas también se encuentran en España, sobre todo en Galicia y Asturias, donde el Chochín es un ave muy protegida por la cultura de nuestros antepasados. En Vilar de Pousada (Lugo) cuenta la leyenda que el Chochín junto a la golondrina fueron las aves que traía en su pico agua para apagar la hoguera donde estaban quemando a San Lorenzo. Y, por tanto, si alguien tocaba el nido o los pollos de este pájaro tendría un año de mala suerte y si se ocurría matar un ejemplar, tres años de desgracias. Por ese motivo cuando un adulto encontraba un nido de Chochín se lo mostraba a los niños para que ninguno osara cogerlo o molestar a los pájaros durante la cría.

Otra fabula recogida en la población leonesa de Palacios de Compluto nos explica el tamaño tan pequeño de esta ave como castigo divino por trabajar dándole la vuelta a los huevos de su nido el día de la Ascensión, que según la tradición es un día sagrado para la gente del campo en el cual no se debe trabajar.


Es curioso que un pájaro tan pequeño como este también fuese utilizado en la medicina. El médico griego Aecio de Amida atribuyó a la carne cruda salada un efecto curativo contra los cálculos renales y vesicales. En el siglo XII, Hildegard von Bingen negó el efecto curativo de su carne, porque era demasiado pequeña: Pero podía utilizarse para el mismo motivo su cuerpo quemado sin cabeza ni intestinos y después hacerlo polvo. En el siglo XVI, Conrad Gessner mencionó a algunos pacientes que se dice que se beneficiaron de este medicamento.

En muchos lugares se creía que la pluma de un Chochín común era un amuleto contra el ahogamiento y contra el mal de ojo. En Galicia cuando algún ganadero pensaba que su ganado estaba enfermando porque alguien le había echado el mal de ojo, se capturaba a un Chochín vivo y se realiza con el ave la señal de la cruz sobre las personas y animales de la granja; después se liberaba al pajarillo para que regresara a su territorio.

El poeta chino Chang Hua en el Siglo II, le dedico un bello poema a nuestro protagonista comparándolo con otras aves:

“El chochín es un pájaro muy pequeño. 
Se alimenta únicamente de unos pocos granos, 
hace su nido en una sola rama, 
no puede volar más que unos pocos metros, 
apenas ocupa espacio y no hace daño. 
Sus plumas son grises, 
no es útil a la especie humana, 
pero también recibe la fuerza de la vida. 
Los patos y los gansos pueden volar hasta las nubes, 
pero son abatidos con flechas, pues tienen mucha carne. 
Los martines pescadores y los pavos reales deben morir 
porque su plumaje es hermoso. 
El halcón es fiero, pero se le mantiene atado; 
el loro es inteligente, pero se le encierra en una jaula, 
donde se le obliga a repetir las palabras de su amo. 
Sólo el pequeño chochín, feo y sin ningún valor, es libre.”

William Shakespeare nombra en numerosas ocasiones al Chochín en sus obras, veamos varios ejemplos:
En “Ricardo III”, el rey Ricardo III expone: “El mundo se ha vuelto tan malo, que los chochines hacen presa donde las águilas no se atreven a posarse”.
En “Macbeth”, Lady Macduff expresa: “Porque el pobre chochín, el más pequeño de los pájaros, peleará por sus crías en su nido, contra el búho”. 
En el tercer acto del “Sueño de una noche de verano”, Master canta una nota para la reina de las hadas Titania: “El gallo de lana tan negro de tonalidad, con pico anaranjado, el zarcillo con su nota tan verdadera, el chochín con una pequeña pluma”.
En “El mercader de Venecia”, la bella Portia dice: “El cuervo canta tan dulcemente como la alondra cuando no se atiende a ninguno de los dos; y creo que el ruiseñor, si cantara de día cuando todos los gansos cacarean, se pensaría que no es mejor músico que el chochín. ¡Cuántas cosas por temporada son para su justa alabanza y verdadera perfección!”.

En algunas canciones infantiles populares de la cultura inglesa la reina de hadas tomó la forma de un Chochín común, conocido como “Jenny Wren”. 

El Chochín también dejo su huella en la música, podéis apreciarlo en la obra Opus 213 para piano de Richard Eilenberg.

En pintura Adolf Dietrich dedica a este pájaro en el cuadro “Zaunkönig”; Karl Wilhelm de Hamilton la acuarela “Ein Zaunkönig” y Basil Edes la obra “Wren in the Sea Buckthorn”. Además, el pintor de aves de renombre internacional Peter Barrett diseñó “The Wren” una campana de porcelana esculpida cuya asa es un Chochín a tamaño natural.

Espero que este articulo sirva para valorar más si cabe nuestro patrimonio natural y en particular a este pequeño “Gran Cantor” que siempre me obliga a detenerme para disfrutar de sus melodías en mis paseos por la naturaleza.