TEMA 6(3)
CARACTERES MACROSCÓPICOS – PÍLEO O SOMBRERO
Una vez más debo pedir disculpas por la tardanza, pero desde que el virus moqueo a mi ordenador este no funcionaba nada bien. Pero por fin parece que todo esta solucionado y puedo continuar con este blog que espero no haya perdido seguidores, sino por el contrario los vaya ganando a medida que se acerca la primavera y están a punto de salir nuestras primeras setas de temporada. Siempre y cuando el tiempo nos acompañe y decida ponerse de una vez a llover, porque sino me parece que nuestras búsquedas serán infructuosas.
Pero mientras llegan las esperadas lluvias vamos a continuar con nuestro curso básico de identificación de setas.
Lo primero que
nos llama la atención cuando descubrimos una seta en el campo suele ser el
sombrero o píleo; más tarde nos fijamos en su himenio, pie y otros caracteres
como pueden ser los organolépticos, es decir, textura, sabor, olor, etc.
Pero por
regla general, el sombrero es el elemento más evidente de la seta. Por lo tanto
cuando encontremos una seta deberemos fijarnos en los siguientes aspectos:
Morfología: Las formas más típicas son las de
paraguas, que en general como decíamos en
capítulos anteriores que pertenecen a los Basidiomycetes.
Como en el capítulo anterior nos centramos en las setas que no tenían forma
típica de paraguas, en este nos figaremos en las que tienen la forma típica.
Cuando nos fijamos en el sombrero de una seta con forma típica debemos saber
que los sombreros pueden ser: hemisféricos, ovoideos, elipsoides, convexos,
aplanados, plano-convexos, extendidos, deprimidos, campanulados, truncados,
embudados, imbricados, umbonados, cóncavos y mamelonados. Además debemos tener
en cuenta que el sombrero cambia de forma según se desarrolla la seta.
Desde el
punto de vista cenital, es decir si miramos desde arriba, podemos dividir los
sombreros en circulares (regulares o irregulares), espatuliforme, reniforme,
etc.
Dimensión: Este es probablemente el parámetro
más variable, ya que cualquier seta varía su dimensión dependiendo del momento
en que se encuentra de madurez, además de las condiciones medioambientales.
Cutícula: La cutícula es la membrana exterior
que recubre el sombrero y que le da color a la mayoría de las setas. Por lo
tanto debemos fijarnos en su aspecto global y en su tacto.
Para
nosotros la cutícula puede ser lisa, sedosa, tomentosa, untuosa, escamosa, fibrosa,
surcada, peluda, zonada, resquebrajada, agrietada, verrugosa o imbricada.
También nos fijaremos si es mate, brillante, aterciopelada, seca, tormentosa,
húmeda, glutinosa o viscosa. Y por supuesto debemos tener en cuenta cómo
afectan las condiciones climatológicas a la cutícula, ya que el exceso de calor
puede secar y resquebrajar la cutícula, mientras que el exceso de agua puede
darle cierto tacto viscoso, además de variar el color de la seta.
Otra
circunstancia que nos ayudará a identificar las distintas especies de setas es
la facilidad o dificultad de separar la cutícula de la carne del sombrero e
incluso la cantidad de esa separación sobre el radio del sombrero.
Y sobre todo
nos ayudara mucho el color de la cutícula, aunque bien es cierto que la
descripción de los distintos colores varía según quien sea el observador o la
persona que las describe. Como ejemplo, puedo decir que a mi amigo Nacho Amo y
a mí nos han dado descripciones tan curiosas como “amarillo cantoso”, “verdusco
pálido”, “marrón terroso” o “rojo apagado”.
Margen: El margen o el borde del sombrero, también
nos puede ayudar a diferenciar los distintos tipos de setas. Entre los márgenes
los tenemos: lisos, estriados, lobulados, sinuosos, acanalados, rajados,
festoneados, etc.
Sección: Según la sección del sombrero, este
puede ser fino, grueso, plano, recurvado, involuto, incurvado, recurvado y
excedente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario