El título de este artículo se lo debemos a José Mondéjar que definió a la pequeña “lavandera blanca” como la alegre mensajera del frío, y creo que no podremos hallar una definición más bella para este pequeño pájaro.
Con la llegada del frío más intenso llegan a la Península Ibérica gran cantidad de lavanderas blancas procedentes de el Norte de Europa, y por ese motivo en muchos lugares de España a esta pequeña ave se la conoce como “Aguzanieves” o “Pajarita de las Nieves”. En Sigüenza se las conocía como “Neveritas”.
Aunque muchas de ellas viven todo el año entre nosotros, es en esta época del año cuando se las puede observar más habitualmente dentro de nuestros pueblos porque muchas de ellas buscan refugio, comida y el calor de nuestros pueblos en los parques y entre los huecos y rendijas de nuestras casas.
En la “Lavandera blanca” (Motacilla alba), lo primero que nos llama la atención es su plumaje gris, negro y blanco. El dorso es de tonos grises, la parte ventral es blanca al igual que la cara. La cara esta enmarcada por el negro de la nuca (píleo), la garganta y el pecho. El tamaño de estas manchas negras de la cabeza nos ayuda a diferenciar a los machos de las hembras y jóvenes. Es un ave muy esbelta de cola larga y estrecha cuyo centro es de color negro y los bordes blancos. Todas las especies de “lavanderas” poseen un caminar muy característico que podrimos definir de correteo, moviendo la cabeza adelante y atrás y agitando constantemente la cola arriba y abajo. Este movimiento tan particular de la cola le ha proporcionado su nombre en inglés “Wagtail” que es la unión del verbo “Wat” = menear, agitar, oscilar y “tail” = “cola”.
Tan característico es su andar que atrajo la atención de poetas y como nos muestra Francisco Rodríguez Marín en su antología de cantares amorosos titulada “El Alma de Andalucía en sus mejores coplas amorosas”, hay algunas coplas que evocan el garbo y la gracia ligera del andar apresurado y liviano de la amada comparándolo con el andar de nuestra protagonista:
“Parece mi morena
cuando va a misa,
pajarita de las nieves,
que anda y no pisa.”
"Eres como la aguanieve:
garbosita en el andar,
poca carne, mucha pluma
y durita de pelar."
Como hemos comentado su técnica de caza consiste en la búsqueda y el picoteo en el suelo o en aguas someras, con ocasionales persecuciones andando o en vuelo. Esa costumbre de buscar comida correteando por el suelo tiene lamentables consecuencias porque se les enredan hilos y fibras entre los dedos de las patas, estos acaban necrosándose y perdiéndolos definitivamente. Así que es común observar ejemplares a los cuales les faltan uno o varios dedos y hasta algunos que han perdido todos los dedos y la pata se les queda como un alambre.
En época de cría ocupa ambientes muy variados, en muchos casos con influencia humana y próximos al agua, tales como ríos, arroyos, charcas, pastizales, huertos, regadíos y parques. Y es de su tendencia a ocupar los cursos de los ríos de donde proviene su nombre más común, ya que antaño cuando las mujeres bajaban a los ríos y lavaderos a lavar la ropa allí se encontraban a esta pequeña ave, que por lo general acepta de buen grado la proximidad de las personas. Y de aquí proviene el nombre común de “lavanderas” de las distintas especies de estas aves y en el caso que nos ocupa el apellido de “blanca” por ser el color que más resalta en esta especie.
El periodo de cría se extiende entre abril y agosto, y en nuestra zona suele efectuar dos puestas. Mientras esta en época de cría es muy territorial. El nido, construido por ambos sexos, consiste en un cuenco de ramas y hierba seca, puede estar situado en taludes fluviales, rocas, puentes, edificio, muros e incluso troncos de árboles. La puesta suele ser de entre cuatro y seis huevos, de color blanquecino con finas motas, que son incubados por ambos sexos durante unos 12 días. Dos semanas después los pollos abandonan el nido, aunque son cebados al menos una semana más.
También son muy populares las coplas sobre el lugar elegido por estas aves para anidar, aunque no son muy acertadas.
“Pajarica de las nieves,
di donde tienes el nido.
Al otro lado de la sierra
en un romero florido.”
O esta que es muy parecida.
“Pajarito de la nieve,
dime ¿Dónde tienes el nido?
Lo tengo en un pino verde,
en una rama escondido."
Las principales amenazas para esta especie proceden de la pérdida de hábitat por
cambios en los usos del suelo, la urbanización de las zonas cercanas a arroyos y ríos, el abuso en el empleo de plaguicidas, las molestias en dormideros o los gatos domésticos en las poblaciones de pueblos y ciudades.
Para finalizar veamos algunos ejemplos de lo apreciadas y respetadas que eran estas aves en las tradiciones tanto de España como del resto de Europa:
En muchos lugares de la España rural se creencia popular nos advertía que, si alguien mataba a una lavandera, morirá su mejor animal y, si no, un familiar del autor de la muerte del ave.
En Alemania es considerada como la patrona de los cerveceros y sus clientes. El mito nació hace siglos en el estado de Hessen, en este estado las tabernas producian su propia cerveza en el lugar de venta y el aroma emitido por el proceso de elaboración atraía a varias especies de aves, pero la lavandera sabía aprovecharse mejor de los residuos producidos por los cerveceros que ninguna otra. Y así nació la creencia de que, si una persona daba de comer a una lavandera, ésta le enseñaría el camino de vuelta a casa en caso de estar muy embriagado para encontrarlo.
En otros países la “Lavandera blanca” está asociada al enamoramiento y se dice que cuando una persona ve a una lavandera menear su cola en el mes de mayo, esta persona estará enamorada antes de finalizar el año. Y si los que la observan son una pareja ya formada significa que su unión es perfecta como si los dos fuesen uno.
En Grecia, la tradición se parece mucho a la española ya que las lavanderas eran consideradas compañeras de los pastores, carreteros y boyeros, que veían en ella un espíritu protector para sus rebaños. Por eso prohibieron matarla, para evitar el peligro de que volviera una antigua maldición echada sobre sus reses.
Ahora veremos el melancólico romance “PAJARITA DE LAS NIEVES” del dramaturgo granadino Antonio Joaquín Afán de Ribera, publicado en 1899 en el cual se dan cita todos los tópicos que la tradición popular a adjudicado a esta bella ave.
"Pajarita de las nieves,
de los fríos mensajera,
que en los hielos del arroyo
sin temores jugueteas.
Y en los surcos que la escarcha
endurece como piedra,
con tu pico agudo buscas
la semilla de la siembra.
Bajo tu leve plumaje
has de tener una hoguera,
cuando resistes ufana
del invierno la inclemencia.
Te miro moverte a saltos
al borde de las acequias,
por eso el vulgo te llama
"nevatilla" o "lavandera".
Tú no sabes que produce
tu alegría, en mí, tristeza,
recordando las venturas
que gocé en la primavera.
Ya los árboles sin hojas
grata sombra no me prestan,
ni el amante ruiseñor
trinos lanza en la arboleda.
Ese viento embravecido
eco fúnebre asemeja,
y los copos de la nieve
el sudario representan.
De entre un cielo tormentoso
sol con nubes no calienta,
y la lluvia con su ruido
cual las noches me desvela.
Si del tallo quiere alzarse
atrevida la violeta,
una gota de rocío
al helarla, me la quema.
Pajarita del invierno,
huye donde no te vea,
y torne la golondrina,
mi amiga, mi compañera.
En un ángulo, en la torre,
allí su nido conserva;
lo guardo como reliquia,
tal vez no viva a su vuelta.
Tú a mi corazón helado,
ninguna ilusión le llegas,
sólo esperanza, si huyes,
de que otra estación se acerca.
Pajarita de las nieves,
yo celebro tu belleza;
más si está blanco el cabello,
llama ardiente se desea."
Me ha gustado tu artículo. Me he interesado por la lavandera por que estos días he visto una pareja en mi jardín.
ResponderEliminarCasualmente, mi familia y yo hemos vivido muchos años en Sigüenza.
Sigue haciendo artículos así, que nos hagan felices.