La protagonista de nuestro articulo del mes estoy seguro que ha fastidiado a más de un lector esa excursión matutina para subir a la cima de esa montaña o acercarse a ver ese bosque de hayas después de una hermosa noche de acampada al aire libre, disfrutando de cielos estrellados o noches de lluvias de estrellas, por no mirar dentro de sus botas o zapatillas que han dejado al aire esa noche. Al levantarnos y salir del saco de dormir es importante asegurarnos que durante la noche no se ha introducido dentro de nuestro calzado nuestra protagonista, porque si no al meter el pie sufriremos una dolorosa picadura que nos dejara doloridos durante dos o tres horas.
La Escolopendra (Scolopendra cinqulata) es el miriápodo de mayor tamaño de Europa. La denominación científica de estos animales ya nos muestra una de sus características principales, miria = diez mil y podos = pies, que en realidad es una exageración ya que nunca alcanzan dicha cantidad. Dentro de los miriápodos existen cuatro subclases con distintas costumbres y aspecto físico, todas de hábitos preferentemente nocturnos y que suelen pasar el día ocultas bajo piedras, cortezas y otros agujeros.
Nuestra protagonista pertenece a la clase de los quilópodos que nos da otra nueva característica de estos animales, del griego kheilos = labio y podos = pie, debido a que como veremos más adelante dos de sus patas se han transformado en mandíbulas y por lo tanto posee dos pies en los labios.
La escolopendra puede llegar a medir hasta 20 cm. Su cuerpo es alargado y aplanado de color que varía desde el pardo amarillento o al pardo verdusco de los adultos al anaranjado de los juveniles; el cuerpo esta formado por una serie de segmentos llamados metámeros, normalmente 20, cada uno de ellos con dos patas, una a cada lado. Las patas delanteras y las traseras se han transformado y han perdido su función motriz por otra: las patas traseras que se han transformado en dos apéndices, robustos y con numerosas espinas, que simulan las antenas que posee en su cabeza para de esta forma despistar a sus depredadores y ser usadas como instrumento de caza y defensa; mientras que el primer par de patas de la escolopendra se ha transformado en unas pinzas, llamadas forcípulas, que están conectadas a las glándulas venenosas que poseen por las cuales inoculan veneno a sus presas o para defenderse.
Las escolopendras en nuestra zona se reproducen en el mes de abril, algunas veces si el tiempo viene suave pueden comenzar la reproducción en marzo. Entre las escolopendras no existe apareamiento, la inseminación por parte del macho es indirecta ya que los espermatozoides pasan del macho a la hembra mediante espermatóforos, que es una cápsula o masa creada por los individuos machos que contienen espermatozoides; en realidad, el macho teje una tela donde deposita los espermatóforos a la espera que la hembra los recoja para fecundarse. La hembra de mayor tamaño que el macho, una vez inseminada producirá una puesta, que esconderá en un pequeño hueco del terreno, de entre 20 y 30 huevos. Durante el periodo de incubación la hembra se sitúa encima de los huevos y solo los abandona en contadas ocasiones, distintos biólogos estudiosos de las costumbres de esto miriópodos han podido observar un extraño comportamiento en la hembra si siente amenazada durante el periodo de incubación, que es comerse los huevos con sus crías para protegerlas. Los huevos eclosionaran pasados entre 40 y 55 días.
Las escolopendras pueden reproducirse a partir del primer año de vida y son muy longevas pudiendo a vivir hasta 7 años, en los cuales mudan su caparazón entre 5 o 6 veces.
Es un animal de hábitos nocturnos que pasa el día protegiéndose de la radiación solar entre la hojarasca, en el interior de troncos caídos, oquedades del terreno o debajo de las piedras, cuidado cuando levantemos piedras en el campo ya que podemos llevarnos una desagradable sorpresa en forma de picadura de escolopendra o alacrán. Su carácter destacadamente lucífugo, fobia o aversión a la luz, y su preferencia por ambientes húmedos es lo que marca sus hábitos noctámbulos. En el invierno se aletargan y reducen considerablemente su actividad hasta el punto de pasar largas temporadas sin comer.
Las escolopendras son animales solitarios y muy territoriales, se alimentan de insectos (cucarachas, grillos, …) y gusanos; aunque los ejemplares adultos grandes pueden capturar pequeños escorpiones, lagartijas e incluso a otras escolopendras más pequeñas. Las presas son capturadas con el último par de patas que como ya hemos comentado está provisto de fuertes espinas y una especie de aguijón; a continuación, girando el cuerpo, le clavan las forcípulas, que inyectan el veneno que las paraliza o mata; ese veneno contiene histamina, acetilcolina, proteínas que actúan como toxinas, además de varias enzimas. Hay una cosa en la que todavía no se ponen de acuerdo los distintos estudiosos de este tipo de animales y es si a escolopendra es inmune a su propio veneno, por lo que la mordedura de otras escolopendras no les causaría la muerte, o no.
Cuando son descubiertas tienden a huir de forma nerviosa y con movimientos muy rápidos que confunden a sus depredadores a los cuales les es difícil distinguir donde está la cabeza y donde la cola. Si los depredadores descubren donde está la cabeza y son certeros matan a la escolopendra, pero si se equivocan y atacan la parte de la cola sufrirán una fuerte picadura de los apéndices traseros que hemos comentado con anterioridad.
El veneno de la escolopendra no suele ser muy tóxico para el ser humano, salvo posibles reacciones alérgicas, pero si es ciertamente doloroso produciendo inflamación, sensación de quemazón, eritema y necrosis superficial que puede durar un par de semanas. Las lesiones que producen presentan dos punciones hemorrágicas rodeadas de un halo rojo e hinchazón.
Para tratar una picadura de escolopendra en primer lugar limpieza y desinfección, acompañado de la extracción de fragmentos residuales en los puntos de inoculación, posteriormente el edema y el dolor se controlarán con medidas físicas, elevación de la extremidad, colocar frío seco, o farmacológicas, antihistamínicos. Se debe consultar con el médico cualquier empeoramiento o si se producen espasmos musculares.
Recientemente se han producido estudios que tienen como protagonista al veneno de las distintas clases de escolopendras que hay por el mundo. Estos estudios han demostrado que el veneno de algunas escolopendras unido al etanol puede frenar el crecimiento de las células cancerígenas y reducir el tamaño del tumor.
Distribución de la escolopendra cingulata es el área mediterránea de Europa, Europa central, norte de África y el este asiático. Está ausente de los climas de alta montaña.
En España habitan tres especies: Scolopendra morsitans, Scolopendra cingulata, Scutigera coleoptrata. Muchas veces, las escolopendras son confundidas con los milpiés o cardadores (género Julus), que para su defensa emiten ciertos líquidos repelentes de olor acre que tiene propiedades irritantes y que provocan cuadros urticantes.
Fue Carlos Linneo el creador del nombre del Scolopendra, en su décima edición del libro Systema Naturae de 1758. En sus estudios iniciales, Carlos Linneo incluyó en la familia de los escolopéndridos a muchas especies que hoy en día están consideradas dentro de otras familias de insectos. Mientras que el nombre de Scolopendra cingulata se encuentra recogido por primera vez en los estudios de Pierre André Latreille, un sacerdote francés que dedicaba su tiempo libre al estudio de los insectos.
La escolopendra tuvo mucha importancia en las religiones de Méjico y Centroamérica, aparece en muchos códices mayas. En los "Libros de Chilam Balam" se nombra al dios Ah Uuc Chapat, el Señor Siete Escolopendra, que tiene relación con las desgracias terrenales. Y en Besarabia, Rumania, se denomina escolopendra a una planta con propiedades parecidas a la de la Mandrágora que se utilizaba para rituales amorosos.
Para finalizar recordar que hay que tener mucho cuidado si levantamos piedras en el campo y que debemos revisar bien nuestro calzado antes de ponérnoslo si lo hemos dejado durante la noche en el exterior, ya sea de una tienda de campaña o en el jardín de nuestra casa.