El pasado sábado día 19 de noviembre tuve el honor de ser invitado a participar en los actos del proyecto "Un Olmo, Mil Historias".
Como se puede apreciar en una fotografía del francés Laurent del año 1865, la Alameda de Sigüenza era un parque para el disfrute de todas las personas que vivían o visitaban Sigüenza. La frondosidad de sus arboles proporcionaban un excelente lugar donde pasar las horas más calurosas de los meses estivales.
Y así permaneció durante muchos años, como se puede observar en las increíbles y maravillosas fotos del fotógrafo bilbilitano E. Vidal y que ha conseguido recopilar y guardar Juan Carlos García Muela.
O en otras más recientes pero igual de fantásticas y espectaculares del seguntino José María Cantarero. Donde se puede apreciar la belleza y porte de los espectaculares olmos que poblaban la Alameda.
Pero en la década de los 80 del XX. Los olmos de la Alameda se vieron afectados por la grafiosis
y a pesar de los esfuerzos por salvarlos, decenas de ellos murieron y tuvieron
que ser cortados para tristeza de todos los seguntinos. Gracias de nuevo a las excelentes fotografías de José María Cantarero tenemos constancia de aquellos aciagos y tristes días.
Pero ha pasado el tiempo y en este noviembre del año 2016, gracias
a la Asociación FAGUS y a su programa “Un
Olmo, Mil Historias”, que junto a con la Dirección General de Desarrollo Rural y Política Forestal del Ministerio de
Agricultura y a la E.T.S. de Ingeniería de Montes de la Universidad Politécnica
de Madrid, Asociación micorriza, Grupo de anillamiento Aegithalos, Ecologistas en Acción Guadalajara y WWF - Guadalajara, hoy es posible volver a contar en nuestra Alameda con un olmo que
esperamos disfruten, ya centenario, las generaciones venideras.
La jornada estuvo dividida en dos partes. La primera
tuvo lugar en el Auditorio de El Pósito. Tuvo como maestra de ceremonias a Eva Plaza, teniente de alcalde de Sigüenza, y en ella intervino primero la
cronista oficial de Sigüenza, Pilar Martínez Taboada, que calificó la de ayer como una “jornada
de renacimiento”.
El segundo ponente fue la persona que desde su posición de alcalde de la ciudad, tuvo que tomar la dolorosa decisión de cortar los olmos muertos por la enfermedad, Juan Carlos García Muela. Estos tristes acontecimientos sucedieron en el
año 1989. Por eso, para Juan Carlos, el de ayer fue un día especial, como manifestó en
su intervención. “Teniendo en cuenta aquella desgracia, para mi es un motivo de
satisfacción comprobar que los olmos tienen porvenir otra vez en Sigüenza. Así,
albergo la esperanza de que volvamos a recuperar el esplendor de La Alameda, ya
que tanto nos dolió a los seguntinos su pérdida”, valoraba ayer. García Muela
calificó la toma de la decisión de apear los árboles como “un trauma, para mí y
para toda la corporación”.
El siguiente en intervenir fui yo, desde el ayuntamiento me pidieron que comentará que es lo que perdió la Alameda con la grafiosis que acabó con los olmos. En mi modesto conocimiento y por lo que pude experimentar esos años, además de la frescura que proporcionaba la inmensa sombra que nos brindaban sus pobladas copas, quien más la sufrió fue
la biodiversidad seguntina, empezando por las aves trogloditas que vivían en
los huecos de los grandes árboles. En esos huecos anidaban carboneros, herrerillos, trepadores azules y agateadores comunes, además de algunas especies tan emblemáticas como el cárabo, el mochuelo o el autillo. Los
silbidos característicos de esta última especie cuando estaba en celo, y su canto intentaba atraer a la hembra y marcar su territorio a otros machos, nos indicaba que ya el buen tiempo y el calor ya estaban aquí., También se perdieron otras especies que también usaban sus huecos para criar como ardillas, ratones o alguna garduña, pero sobre todo, los
murciélagos. Todas estas aves y animales, en su mayoría insectívoros, nos
ayudaban a combatir las plagas de mosquitos, que después de la muerte de los olmos se ha intentado combatir fumigando la alameda sin que sirviera para nada, es más era algo totalmente contraproducente porque esa guerra química contra los mosquitos producía también un cuantioso número de victimas entre nuestras aves aliadas.
Por último, se perdió la mejor orquesta imaginable,
que era el canto de esas aves en época de celo.
Luis Gil, catedrático en la Escuela de
Ingenieros de Montes de Madrid, fue el siguiente de los ponentes. Luis ha
trabajado en el proyecto de la recuperación de los olmos desde 1986, año a
partir del cual “toda España sufrió la muerte de los árboles más importantes y
más abundantes que existían en España”. La
grafiosis despertó una gran sensibilidad y el amor por los árboles perdidos, de
manera que para Gil supuso “un reto, tratar de devolverle a la sociedad una
especie que prestaba su nombre a tal cantidad de pueblos, apellidos o topónimos”.
Conseguirlo, al cabo de treinta años, ha significado para el profesor “una
satisfacción personal enorme”. Además Luis repaso la historia de esta especie de arboles a lo largo de la tiempo. Fue una interesante y brillante exposición gracias a la cual aprendimos muchas cosas sobre estos bellos arboles.
El último
ponente fue David León. El técnico de la Dirección General de Desarrollo Rural
y Política Forestal del Ministerio de Agricultura, Pesca, Alimentación y Medio
Ambiente. David nos enseño el trabajo que realizan y las dificultades que sean encontrado a lo largo de los años para conseguir el éxito actual. Nos enseño que el
programa español es heredero de otros, sobre todo de uno holandés, que fue el
que sentó las bases de estas investigaciones, “aunque conviene destacar que
España ha sido el único país que ha obtenido el único individuos resistentes de
la especie pura del olmo común”.
La segunda parte del acto se celebró en La Alameda. Cerca de la iglesia
de Nuestra Señora de Los Huertos, que es lugar donde se arranco el último de los olmos, la Brigada de Obras Municipal había preparado un alcorque para plantar el olmo resistente a la grafiosis. El hoyo realzado por una hornacina hecha de piedra labrada para remarcar la importancia que tiene este árbol para Sigüenza. Con la dirección de la maestra de ceremonias, Eva Plaza, el acto continuo con la ayuda de Gregorio Garijo, responsable de la Brigada
de Obras, y representantes de FAGUS, que plantaron el ejemplar de olmo y lo regaron para que se asentara.
Acto seguido, Juan Carlos García Muela y Eusebio López, durante muchos años
jardinero de La Alameda, descubrieron la placa conmemorativa.
Leyeron el texto de la placa la cronista oficial de la ciudad Pilar Martínez, que leyó unas
frases de su padre, que fuera también alcalde seguntino y cronista de la
ciudad, Juan Antonio Martínez Gomez - Gordo, recogidas en la cerámica, y el profesor Luis Gil.
Para finalizar el acto se realizó una foto de todos los participantes en el acto.
Solamente me queda reiterar mi agradecimiento al ayuntamiento de Sigüenza y especialmente a Eva Plaza por permitirme formar parte de este acto de recuperación de los olmos en la Alameda seguntina.
Agradecer también a José María Cantarero, Juan Carlos García Muela, Javier Bravo y a las personas del proyecto "Un Olmo, Mil Historias" por la mayoría de las fotografías de esta entrada.
A continuación os dejo una serie de vídeos de Javier Bravo sobre el acto.
Esperemos que este joven olmo sea el primero de muchos que devuelvan a nuestra Alameda ese precioso aspecto que muchos de nosotros nunca más volveremos a ver, pero que futuras generaciones nos agradecerán. Y que esperemos que amen tanto como nosotros amábamos a los antiguos olmos seguntinos.